lunes, 29 de marzo de 2010

Bienvenidos al paraíso










Su mirada transmitía confianza y seguridad. Las arrugas de su piel eran fiel reflejo del paso de los años. Como experimentado lobo marino conocedor de todas los océanos del planeta y con una tranquilidad propia de aquellos a los que a esas alturas de la vida pocas cosas le sorprenden, Víctor nos regaló un “consejo” más que una propuesta:

“Sin lugar a dudas debeis ir a Fernando de Noroña. Es un lugar increíble, una de las 10 maravillas del mundo natural. No debeis dejar escapar la ocasión”.

Antes de conocer a éste entrañable personaje la posibilidad de viajar hasta Noronha ya la habíamos contemplado, pero requería un sacrificio en nuestra apretada agenda que no sabíamos realmente si valía la pena. Sus breves pero concisas palabras acabaron de convercernos.
Pocas cosas sabíamos de éste pequeño trozo de tierra perdida en el océano, pero después de cinco días hemos acabado exprimiendo y sacando todo el jugo a la isla.
Pero, ¿qué es lo que tiene de especial? Para los que no la conozcan deciros que realmente es uno de esos lugares que te hacen sentir privilegiado de poder estar allí disfrutando de su espectacular e insuperable belleza natural. Despierta en el viajero un misticismo y secretismo enigmático que han provocado en nosotros un sentimiento de atracción como pocas veces habíamos sentido. Para la muestra, un botón:

Situada a 500 km de la costa brasileira solo puedes llegar a ella en avión y tener la fortuna de ser uno de los 200 visitantes que diariamente pueden visitarla. Cuatro de las cinco mejores playas del país están aquí. Su única carretera tiene 7 km y el desplazamiento por los caminos secundarios únicamente se pueden realizar en “buggy”. Tiene la mayor colonia de delfines en libertad del planeta. Cada mañana regresan a la bahía a descansar y verlos llegar al alba es simplemente, indescriptible. En la playa de Atalaia no puedes estar más de 30 minutos en el agua. No puedes usar crema solar pues alteraría el frágil ecosistema existente en su piscina natural: Pulpos, crías de tiburón, corales, lenguados, peces de mil colores…
En el puerto hemos buceado por los restos de un navío griego hundido a 25 metros de la superficie. En la playa Sudeste hemos nadado en mar abierto con tortugas de más de 1,5 metros de largo y en la playa Conceiçao hemos “jugado” con olas que duplicaban nuestra estatura. Desde las ruinas del fuerte hemos visto el cielo “arder” mientras el sol perecía en la línea del horizonte oceánico. Hemos sido los únicos en una playa salvaje resguardados del sol debajo de una palmera. Las noches de luna llena esperábamos la llegada a la playa de las tortugas que llegaban a desovar y por las mañanas nos dedicábamos a estudiar sus nidos siguiendo el rastro que dejan en la arena al arrastrarse. Hemos conocido a gentes que se juegan el “pellejo” cuando te sorprende la marea alta y hemos bailado “forró” ( baile típico ) en el bar más famoso del pueblo.

Sentimos si en estos días no hemos podido contestar vuestras llamadas ni correos. El blog lo habíamos dejado donde habita el olvido. Pero tranquilos, estamos bien. Viajando, viviendo, sintiendo. Estábamos en Noronha

domingo, 28 de marzo de 2010

El "morro" de Sao Paulo




Al principio puede parecer muy turística pero en cuanto te pierdes por cualquiera de sus interminables y kilométricas playas, rápidamente encuentras un remanso de tranquilidad, calma y sosiego. Esta pequeña isla paradisíaca se llama “Morro de Sao Paulo” y tiene ciertos rasgos característicos que la hacen peculiar y la convierten en un destino imprescindible en cualquier visita a Salvador de Bahía.

En primer lugar únicamente puedes llegar a ella en pequeña embarcación ( éste trayecto ya es toda una aventura en sí mismo ) pues la isla carece de carreteras. Las estrechas calles son todas de arena de playa y sería imposible circular con vehículo motorizado. De hecho, en la isla no existen coches. Ni motos. Ni camiones. El único modo de transporte es a pie o a caballo. El reparto de mercancías y equipajes es único. Unas carretillas de obra se transforman en “TAXI” simplemente enganchando en un lateral un poco de cinta aislante anunciando el servicio que prestan. Al no existir servicio rodado la isla entera está al servicio del transeúnte. Los más beneficiados de ésta agradable ausencia ( además de los propios turistas y del perjudicado medio ambiente ) son los bares y restaurantes. La rivalidad entre ellos aumenta por ver quién sirve la mejor terraza. Los ganadores de ésta batalla ofrecen un marco incomparable, colocando mesas y sillas dentro mismo de la orilla del mar. El placer de tomarse un zumo recién exprimido mientras las finitas olas acarician suavemente los pies es un placer a la altura del mayor de los caprichos de cualquier Dios lujurioso.

Durante nuestra permanencia en la isla durante 4 días hemos podido conocer a algunos entrañables personajes que ya forman parte de la historia de este viaje. En nuestra memoria quedará para siempre la “cabaña de Berni”. Sólo puedes llegar a ella caminando por la playa, en marea baja, y luego subiendo unas maltrechas y ruinosas interminables escaleras. Lógicamente llegamos casualmente, porque buscarlo hubiese sido lo más parecido a una misión “top secret”. Al ser los únicos comensales, nos ofreció una estupenda comida solamente superada por su sobremesa. Las conversaciones duraron toda la tarde y poco a poco entró en nuestra improvisada reunión una puesta de sol hecha a medida. Si ya de por sí la ubicación del balcón colgado en el océano era espectacular, la compañía imprevista y espontánea de una familia de seis monos salvajes engrandecieron aún más el momento. Era su hora de comer y Berni les dió la “merienda” a base de banana.

Ahora entendemos el nombre de “morro de Sao Paulo”. Al llegar creíamos que venía dado por la morfología del archipiélago, en forma de cabo entrante en la bahía. Ahora sabemos que ese nombre viene dado por la increíble y envidiable fortuna de sus escasos habitantes. Realmente tienen mucho “morro” de disfrutar de esta pequeña parte del planeta.

sábado, 20 de marzo de 2010

Reggae, Capoeira, Batucada y mucho más!!!!







El destino nos ha llevado a parar aquí, a una isla llamada Thinaré , dos horas en catamarán desde Bahía. Entre baños en paradisíacas playas y descansando en hamacas con el mar de fondo, intentamos hacer balance de los buenos momentos vividos en la ciudad de Salvador de Bahía, que para sorpresa nuestra, nos brindó unos maravillosos momentos.

La ciudad nos recibió con un calor sofocante, llevando a nuestras espaldas dos buenas mochilas y un par de vuelos a horas intempestivas de la mañana que hacían arrastrarnos literalmente por las empinadas calles de Salvador.

Para nuestro asombro, el lugar donde nos íbamos a alojar era una antigua mansión colonial de 300 años de antigüedad, con techos altísimos, suelos de madera…en fin, un lujazo. Fue precisamente en esta fantástica pousada donde conocimos a un grupo de chicos encantadores, que con apenas cuatro palabras cruzadas, nos invitaron a salir de fiesta esa misma tarde.
Poco sabíamos de la fiesta de Salvador de Bahía y menos aún que ésta fuera un martes.
Agradecidos por la invitación nos fuimos todos rumbo al barrio del Pelhourinho, zona de casco histórico y donde se congrega todo el ambiente. Nada más llegar y justo cuando nos acabábamos de adentrar en sus empedradas y estrechas calles, nos encontramos a una banda tocando batukada. Pertenecían al único grupo de chicas que tocan éstos instrumentos en la ciudad. El sonido era tan hipnotizador como la coreografía que todas, al unísono, transmitían al público que espontáneamente allá se congregaba. La energía y el vibrar que llegaron a transmitir fue indescriptible, pudiendo comprobar que el rimo brasileiro lo llevan en la sangre.

Por si ésto fuera poco, y abriéndonos paso entre las abarrotadas calles, nos encontramos al girar una esquina una escalinata a los pies de una iglesia. El espectáculo era de foto: cientos de personas bailando y cantando al son de un grupo brasilero cuyo nombre no consigo recordar… El ambiente era muy exótico: “reggae”, “rastas” ...Bien, esa noche la acabamos de la mejor manera posible: bañito reparador de madrugada en la playa bajo el resplandor de la luna… Un flipe!!!!

Pero claro, a parte de muchísima y muchísima fiesta, Bahía también tiene un pasado histórico de lo más interesante. Fue la primera capital de Brasil y fue también aquí donde llegaban todos los esclavos procedentes de Nigeria y Senegal , de ahí que el 80% de sus gentes sean de color. La ciudad es imperdible, única, llena de vida, de colores, de místicas religiones, de música espontánea, de gente bailando Capoeira… Así hemos pasado éstos días: con una sonrisa de oreja a oreja, recorriendo sus calles, comiendo moqueca (plato típico Bahiano) y hasta fuimos de peluquería!!!! (espero que mi tia nos perdone por haber encontrado un sustituto por estas tierras).
Harían falta dos vidas para sacarle todo el jugo a ésta ciudad.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Río, "Cidade Maravilhosa"










“La felicidad es la capacidad individual de saber adaptarse a las diferentes circunstancias con la que nos encrontramos en el día a día”. No sé cuando ni donde escuché esa frase, pero si ya en su día la encontré de lo más sugestiva es en Río de Janeiro donde ha cobrado aún más sentido. Resulta realmente gratificante pasear por las calles observando como reaccionan la mayoría de cariocas ante situaciones imprevistas o desafiantes. Su comportamiento, digamos que por su carácter o idiosincrasia, resulta sorprendente si más no por los que estamos de paso por ésta ciudad. Sirvan algunos ejemplos para probar la eficiencia de la teoría:

Un trayecto en un centenario tranvía puede ser desde una experiencia ruidosa e incómoda para ciertos "guiris" hasta una improvisada y no menos peligrosa atracción de feria para un grupo de "mininos" brasileiros.
Una tormenta huracanada momentos previos a un derby futbolístico en Maracaná es para un grupo de turistas un diluvio aguafiestas que estropea el espectáculo. Mientras, miles de hinchas brasileiros encuentran en los relámpagos y truenos los aliados perfectos para engrandecer aún más los cánticos con los que “empujar” a su equipo.
Para algunos, los andamios que cubren por obras el Cristo Redentor son una maldición del propio Ser Supremo que les impide disfrutar en pleno de una de las 7 maravillas del mundo. Otros, encuentran en él la escalera divina que se les brinda para tocar por un día el cielo con las manos…
Los hay incluso quien imagina un decorado de carnaval en un futurista edificio de arte contemporáneo.

Para unos, un maravilloso atardecer es una nostálgica cuenta atrás de un fabuloso día de playa que se acaba. Sin embargo, para un grupo de pescadores, la puesta de sol es el principio de una noche de pesca que promete ser mágica.Porque todo depende del punto de vista con el que se mira, aunque lo más acertado probablemente sea hacer como el carioca: mirar la vida desde puntos de vista diferentes

viernes, 12 de marzo de 2010

Saquarema Sunset




Huyendo de las guías y dejándonos llevar por el instinto y la aventura, llegamos por casualidad a este remanso de paz y tranquilidad llamado Saquarema. Es un pueblito nada turístico situado a una distáncia prudente de Río. Su playa principal a 2 km del casco histórico se caracteriza dicen por ser la mejor de Brasil para hacer surf. Por ahora solamente hemos podido disfrutar de una buena comida y de un fabuloso ocaso. Todavía no han llegado los chiringuitos "chill" ni los bares que venden "sunsets" masificados con música de fondo a precios desorbitados. Simplemente hemos podido disfrutar de un paseo por la playa, puesta de sol y poca gente. Vamos, un privilegio. Aquí van algunas imágenes que, seguro, dirán mucho más que las palabras que hoy podamos escribir.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Río de Janeiro ( primera parte )




Me levanto y mis ojeras son testigos de otra noche sin descansar. Ese resacón emocional se ha vuelto algo cotidiano desde que estoy de viaje. La razón es obvia. Cada día está lleno de anécdotas y momentos inolvidables y así es casi imposible conciliar bien el sueño. Ayer, sin ir más lejos fue un día de nuevo espectacular.
Por la mañana bañito en Ipanema para combatir la ola de calor que nos acompaña en éstos días por Río. Esa playa se caracteriza por un lado por su ambiente deportivo con verdaderos/as atletas entrenando por el paseo marítimo, y por otro lado por ser un escaparate de cuerpazos y tipazos que desfilan para observar y ser observados.

Por la tarde, casualmente conseguimos entradas para ...MARACANÁ!!!!!!! La cita es el próximo domingo día 14 de marzo. El espectáculo tiene todos los números de ser de esos momentos inolvidables y únicos: FLAMENGO vs VASCO DE GAMA, algo así como un BARÇA~ESPANYOL,
con más de 90.000 espectadores con bengalas, tocando Salsa y cantando como locos.
Por si fuera poca adrenalina y emoción, seguidamente paseito de nuevo a la playa para ver atardecer. El espectáculo es difícil de explicar ya que pocas palabras podrán igualar las sensaciones que pudimos experimentar. Incluso inspirado por la atracción del paisaje me dispuse a correr por la orilla, momento mágico genialmente capturado por Mar como se puede comprobar en la foto que formará parte de mi “álbum de imprescindibles”.
Se complementó el atardecer con un fotograma de la inolvidable película “CIUDAD DE DIOS”. Al fondo se reconocen las favelas que se distinguen en la ladera y que protagonizan el film. Aunque existen excursiones organizadas para ir a visitarlas, decidimos descartar visitarlas por lo morboso y poco ético de la excursión, pero las vistas del barrio desde la playa són realmente "de película"!!

Río es genial, caótica, inclasificable e imprevisible . El trasiego cotidiano y la tranquilidad de sus playas le dan ese toque de exótismo y espontaneidad que caracterizan sobretodo a los ciudades sudamericanas. Por la mañana puedes llegar a “odiar” por lo asfixiante y peligroso de su centro urbano y luego por la tarde te enamoras de su atardecer y su espectacular situación natural.
Mientras continuamos explorando la ciudad, los dias vuelan y Río siguen siendo sorprendente. Al fin y al cabo ese es su encanto!!!

sábado, 6 de marzo de 2010

Paraty






Paraty es un bonito pueblo marinero de Brasil. Hace siglos fue conocido porque por él pasaban famosos piratas, como Blake, quien dicen campaba a sus anchas por todas las tabernas del lugar. Después vivió una época de esplendor colonial grácias a la fiebre del oro que atrajo a cientos de portugueses y también, inevitablemente, a miles de esclavos africanos para "colaborar en la causa". Ahora vive un renacimiento histórico grácias a los turistas como nosotros en busca de playas, islas y fotos de postal.

Así pues, y aprovechando las treguas que nos daban las intensas e intermitentes lluvias, decidimos tomar un pequeño barco para explorar rincones paradisíacos.

Primero de todo, un buen recibimiento con fruta de temporada. La música en directo no puede faltar y dispuesto a ello, un brasileiro con guitarra en mano y aposentado en un mástil entretiene al respetable con remises de Gilberto Gil con la archiconocida "garota de ipanema".

Por la bahía aparecen pequeñas islas de un sólo inquilino, con lujosas mansiones y fabulosas playas privadas que hacen morir de envidia a los que, ya con suerte, podemos mirarlas desde la proa de la embarcación.

La excursión es totalmente recomendable por calas verdaderamente bellas y realmente especiales a los que, como nosotros, alucinamos al ver el contraste del verde selva deborado por el azul océano. Praia Vermelha, praia das Lulas e Ihla Rosa són algunos ejemplos de las playas en las que hemos navegado y...bañado!!!

Aquí pasaremos algunos días más, esperando a que pase el temporal para seguir nuestra ruta por la costa brasileira. Bonita espera, ¿verdad?

miércoles, 3 de marzo de 2010

Hello Brasil!!!!!





“Florianópolis” puede que suene al nuevo estreno de Disney o tal vez a la nueva atracción de temporada de Port Aventura. No más lejos de la realidad, “Floripa” como se la conoce por los lugareños de la zona, es una ciudad del sur brasileiro no tan bonita como las playas que rodean a la más que cercana Ilha de Santa Catarina. De hecho aquí todavía se puede disfrutar de ríncones vírgenes que conviven en armonía con aldeas costaneras de pescadores.

Nuestra ruta por el país brasilero empieza aquí, y no perdemos tiempo en corroborar algunos tópicos 100% autóctonos: playas, piña colada, caipirinha, surf, mucha comida, música, zumos, olas…

El destino quiso que Murray, un mochilero australiano que conocimos en nuestra última estación argentina, nos recomendara un alojamiento caracterizado por sus desayunos, su tranquilidad y por la amabilidad de sus dueños. “Pousada do profesor” es su nombre y sus propietarios, un matrimonio de docentes que viven aquí su propio paraíso.

Y así fue como por esas casualidades de la vida, hemos venido a parar a un oasis a pie de playa, rodeado por un parque natural de dunas y costa salvaje, disfrutando de unos días de transición entre la espectacular Argentina y la sensual Brasil.

Sabemos que no es justo etiquetar a un país ni juzgarlo por sus tópicos, y en este mes y medio esperamos no dejarnos llevar por esos prejuicios apriorísticos que condicionan una opinión. Igualmente, aún es pronto para tan rotundas afirmaciones pero lo cierto es que aquí las playas son de ensueño, la comida exquisita, sus zumos y frutas excelentes y sus habitantes, según dicen, de los más felices y amables del planeta.